La Marihuana se usa como droga fumándola en forma de cigarrillos o pipa, mientras que el hachís tiene que quemarse un poco para deshacerse de su forma de pastilla marrón. Después se mezcla con tabaco para fumarlo.
Efectos:
En el plano fisiológico: aumento del apetito, sequedad de boca, enrojecimiento de la conjuntiva de los ojos, brillantez de la córnea, taquicardia, sudoración, analgesia moderada, somnolencia, y dificultades en la coordinación motora.
En el plano psicológico: sensación de euforia, relajación, desinhibición, cambios sensoriales y perceptivos, pérdida de concentración y disminución de la coordinación. En altas dosis puede provocar alucinaciones (este es el efecto que hace que algunos autores consideren a la marihuana como un alucinógeno menor).
Los principales riesgos del cannabis están asociados a los efectos perjudiciales que podría llegar a generar en el sistema respiratorio cuando es fumada. El humo de la marihuana puede llegar a producir bronquitis crónica, enfisema pulmonar y cáncer de pulmón.
En cuanto al sistema circulatorio, el consumo de cannabis provoca de manera casi inmediata taquicardia, por lo cual las personas que padecen insuficiencia cardíaca o hipertensión (presión arterial alta) podrían ver empeorados sus síntomas.
Por otra parte, la acumulación de tetrahidrocannabinol en el cerebro puede provocar alguno de estos efectos:
- Puede entorpecer la memoria, sobre todo, la memoria a corto plazo, lo cual dificulta la retención de los sucesos que se han vivido bajo los efectos de la sustancia.
- Puede alterar la capacidad de concentración
Podría además generar ciertos problemas psiquiátricos en aquellos usuarios crónicos con una condición esquizofrénica pre-existente.
En cuanto a su potencial adictivo, no produce dependencia fíisica, pero si dependencia psicológica.
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